Sunday, November 19, 2006

A ti.


Para ti tengo una copa
con un trago menos y burbujas
con el amarillo del descuido
y la modorra.
Tengo olores de vinos
y recuerdos de otros tiempos
tiempos casiblancos, casinegros,
comogrises.

Te tengo una historia
arrastrada, corroída y fragmentada
sobre todo retardada y manoseada,
una historia violada y repartida,
desde obispos a piratas.
Tú eres ella y ella tú,
en siete meses nacerás
y ya los imperios conjugan tu suerte.

Hamlet Otáñez
1989

Thursday, November 09, 2006

PENSABA


Pensaba en decirte que eres más hermosa cuando
piensas,
más que cuando te ries
o cuando te enojas.
Pensaba en decírtelo después de amar
cuando fuera obvio que te dijera algo hermoso
algo que revelara en palabras al amor de besos,
el amor de gemidos.
Me gustas más cuando piensas
y te vuelves tú, inestorbable
e inestorbada por mis silencios
de palabras y de caricias.
Siempre te pienso
pero prefiero pensarte callada,
mirando tus pulgares indistintos
o buscándote uno de esos lunares sorpresivos
que la genética se encargó de imprimirte,
según dices.
Prefiero verte ver por la ventana
y mirar la mirada ingenua que le lanzas a la lluvia
y escribir ahora que escribe la palabra amor en el cristal
tan siempresucio, tan siempretriste.
Prefiero notenerte a noquererte
aunque te quiera más pensando que sonriendo
aunque no me pienses cuando piensas
sino que piensas cuando más te amo.
Dices "en nada" cuando te pregunto:
qué piensas?, te ries
y te disculpas sin pensar y sin saber
que pensaba decirte que eres más hermosa cuando piensas.

Hamlet Otáñez.
1989

RUTINA

Se posó y luego revoloteó y volvió a posarse como si quisiera burlarse de él, pero no, no se movería. En realidad aquel movimieto constante de huir y no huir era la forma como ella pensaba que él se iba a mover, él no lo lo haría. Solo estudiaba la forma de como acercársele sin que ella notara que había cambiado de posición.

Pero él no se movería, pensaba ella, sus instintos no lo permitirían. Eso se lo habían enseñado sus compañeras, no tanto ya como una disciplina, sino más bien como una forma de sobrevivir, pero él seguía allí con esos ojos secos y a la vez velocez, con los que dominaba todo el área.

Sin saber porqué, ella se sentía dominada por el deseo de volverse a posar una y otra vez en el mismo lugar a pesar de la amenaza que representaba la presencia de él alli.

Por fin llegó el momento pensó él, y se dirigió al lugar donde se posaba ella y de un salto intentó agredirla, pero no pudo. Tonta fue ella que volvió con rapidez al mismo lugar para encontrarse con la húmeda lengua y la delicada boca de aquel lagarto, para el que la torpe mosca sería un delicioso bocado rutinario.

Hamlet Otáñez.
1986