Andando un domingo por
Santiago, cualquiera puede preguntarse sobre dónde están jugando sus cientos de miles de niños, no se ven, no se sienten porque no tienen espacio público para divertirse, cuando vemos a los empleados viajar a su
lugar de trabajo apretujados, llegando tarde por la guerra de conseguir un
asiento, cuando un estudiante se tiene que tirar a la calle porque la acera está ocupada por un vertedero improvisado de basura, cuando se
instalan plantas de gas en medio de una zona densamente poblada con todo
desparpajo, nos queda claro que en Santiago caminamos hacia una ciudad no
sustentable, insostenible, caótica.
Un principio universalmente
aceptado es que una ciudad será sustentable en la medida en que los ciudadanos de hoy realicen
sus actividades sin afectar el compromiso de legar a las futuras generaciones
la posibilidad de usufructuar los recursos necesarios para su futura presencia
en el mismo espacio. Implica un modelo de desarrollo y estilo de vida
sostenible. Este principio no es asumido por las autoridades municipales de
Santiago de los Caballeros, que con su accionar díscolo e improvisado nos arrastran hacia la ruina.
Si uno camina cualquier día luego de las 8 pm por el centro de Santiago, encontrará una ciudad muerta, sin ninguna actividad, donde nadie vive, con
cientos de terrenos baldíos, con casas y edificios abandonados o sólo parcialmente ocupados. El que se aventura a caminar de noche
por las avenidas de Santiago, Estrella Sadhalá, 27 Febrero, Circunvalación, se encontrará con la soledad, la oscuridad y el riesgo de ser asaltado por la
ausencia de residentes, sin vigilancia, sin vida, repitiendo el modelo del
Centro Histórico.
Nuestra comunidad se siente
avergonzada de ver como los pocos parques que tenemos, el entorno del
Cementerio de la 30 de Marzo y el parque Imbert se han transformado en zonas de
tolerancia para la prostitución, el consumo de drogas y el habitáculo de personas víctimas sin hogar, especialmente adictos e inmigrantes ilegales de
origen haitiano.
En contraste con lo
anterior, surgen en la periferia de la ciudad comunidades que crecen en
hacinamiento, desprovistas de servicios y con alto costo de transporte para
poder acceder al centro durante el día, para buscar su sustento, estudios, servicios de salud, etc.
Estas comunidades incluso reclaman autonomía política y presupuestaria ante su desarticulación creciente respecto al "Santiago Central". Así no se puede vivir.
La alcaldía de Santiago es indiferente a la realidad de la cual es
responsable; de hecho, esta situación lo lleva a abordar el espejismo lejano de copiar,
lastimosamente, el parisino río Sena en un tramo acogotado y peligroso de nuestro río Yaque, con un proyecto sin licencia ambiental, sin vistas públicas, sin transparencia. Mientras paraliza decenas de obras
iniciadas y no terminadas.
La alcaldía rehuye actuar sobre el ordenamiento para enfrentar los graves
problemas urbanos, con prioridad sobre el transporte público, para optimizar
la relación funcional entre las áreas de trabajo, la infraestructura, los
equipamientos y la vivienda. Se requiere una política urbana fuerte, liderada por
la Alcaldía, orientada a utilizar el territorio con la mayor eficiencia
posible, con el objetivo de conformar una ciudad más densa y compacta, sumándole áreas verdes y
equipamientos adecuados a la vida urbana contemporánea.
Los Santiagueros merecemos
una ciudad llena de vida, no cascarones muertos o vías solitarias, merecemos un Centro Histórico de ambiente mixto, de uso de suelo múltiples. Pensemos en gente que viva en los pisos altos del centro
y con comercios, cafeterías, farmacias, tiendas en la primera planta. Con edificios
habitados en las avenidas, igualmente de usos múltiple, con gente con fundas de pan caminando en aceras iluminadas
y seguras, es un objetivo más viable que los paseíllos en barco, que con la primera crecida del Yaque quedará inoperable.
El olvido que padecen el
transporte, las áreas verdes, la cultura, el deporte, el equipamiento urbano, la
discriminación contra los ciudadanos con limitaciones motoras, el ruido, el
manejo de los desechos sólidos, son temas que
atentan contra la sustentabilidad de Santiago, que no son abordados por la
alcaldía y sobre ellos nos seguiremos ocupando en las siguientes
entregas.
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